Villatuelda

Al llegar septiembre, bajan las temperaturas, se inicia el curso escolar y también el año cerealista con la roturación de los campos para preparar la sementera; pero este año seguimos en pleno verano con un tiempo seco y caluroso.

Esta situación acarrea mas inconvenientes que ventajas, pues aunque la maduración de la uva se adelanta, las plantas acusan la falta de humedad y sufren estrés hídrico al no haber llovido significativamente en los dos últimos meses.

Pero septiembre es así. O se secan las fuentes o se lleva los puentes,  aunque lo habitual es que hubiera llovido de borrasca o de tormenta, y que comenzara a refrescar con un descenso importante  de temperaturas, pues en Villatuelda los meses con “r” hace frío. Está claro que los temporales no entienden de comienzos de curso ni de temporadas cerealistas, y que quieren compensar las temperaturas suaves de agosto donde algunas noches fueron frías y muchos amaneceres vinieron con escarchas importantes.

Los campos de Villatuelda, echan de menos una jornada de generosa lluvia que mitigue la sequía y remoje la vegetación silvestre que al final del estío está reseca y cualquier chispa puede prender y provocar un incendio.  Además, los vientos secos y los días soleados con altas temperaturas, mantienen la humedad relativa del aire muy baja, lo que favorecería la propagación del fuego y dificultaría su extinción.

No obstante, durante la noche bajan las temperaturas y se duerme muy bien. La amplitud térmica es grande y está entre los 30 grados del día y los 15 grados nocturnos, lo que da una idea del fresquito agradable que arropa nuestros sueños.