Villatuelda

Pasó la ciclogénesis explosiva sin causar daños ni contratiempos en Villatuelda. El nombre de este fenómeno meteorológico impone un poco, porque el origen de un ciclón y encima contundente, no deja de causar miedo; pero en Villatuelda se ha sustanciado en una borrasca que ha regado los campos y un viento fuerte y desagradable que molestaba al andar y al conducir cuando se pasaba de una zona resguardada del vendaval a otra azotada por el aire.

Con el paso de esta borrasca ha comenzado de verdad el otoño. Las temperaturas han bajado considerablemente y por las mañanas hay que abrigarse al salir a la calle. Ahora se duerme estupendamente y se agradece el calorcito de la manta sobre la cama. Y el paisaje se ve reverdecido después de un estío seco y prolongado.

La borrasca ha sido el quicio sobre el que ha girado la puerta del verano y el otoño. Aunque la naturaleza ya nos advertía de que llegaba el cambio de estación meteorológica, pues las golondrinas y los aviones comunes han aprovechado las primeras semanas de septiembre para volver a sus cuarteles de invierno y ya no amenizan con sus trinos y chirridos las auroras y ocasos de Villatuelda. También las codornices han comenzado su travesía migratoria hasta el áfrica subsahariana.

Las lluvias han dado otro color al campo con el nacimiento de la otoñada y por la labranza de las parcelas. Los baldíos se vuelven verdes y el dorado de los rastrojos, se torna en ocre de parcela roturada. Las viñas están cogiendo las tonalidades rojizas de la vendimia y estos chaparrones le ha venido muy bien para afrontar los últimos días de maduración de las uvas.

¿Has sacado ya la chaqueta del armario?